Tan de moda en estas épocas todo lo relacionado al verde, el primer partido del Seis Naciones 2013 no fue la excepción. Irlanda, sosteniendo su final de temporada 2012, venció a gales en Cardiff por 30 a 22, pero el resultado no es reflejo de lo visto en el campo. ¿O sí?
Irlanda tuvo un primer tiempo de ensueño. Dominó con absoluta claridad en todos los aspectos del juego e, individualmente, cada jugador irlandés dominó a su rival. En cada ataque, bien manejados por Murray y Sexton –que con tiempo y espacio es letal- los verdes siempre hicieron gala de virtudes que expusieron la fragilidad defensiva y actitudinal de su adversario.
Picante O’Driscoll –BOD regresó al seleccionado para jugar su partido 120 en lo que puede ser su última temporada con la 13 esmeralda- inquietante Zebo, agresivo Gilroy y potente Kearney, los backs visitantes jugaron a voluntad. Por supuesto, gracias el dominio de los delanteros que amalgamados y bien concentrados en transportar la pelota hacia adelante conpotencia y velocidad en el espacio, aniquilaron a la tercera línea galesa, completamente ausente, de flojísimo rendimiento y sin actitud.
Llegaron así los tries de Zebo y Healy y los puntos anotados por Sexton, para que ese parcial de 23 a 3 para los de Kidney fuera tan justo como lo fue de escaso. Lo pobre de Gales puede resumirse en que nadie entendió (mucho menos su medioscrum Phillips, de un presente negro), ni su apertura Dan Biggar (lento, previsible, anodino) cómo y por qué lugares y con qué enjundia debía jugarse este partido. Muy mal Gales. Reforzamos el “Muy”
En el complemento, que inició con try de O’Driscoll, parecía todo sentenciado. Pero el cambio de Tipuric por Shingler en el local modificó el espíritu y con más vergüenza que cualquier otra virtud rugbística, se le fue encima a Irlanda que cambió el switch de ataque por defensa y a puro tackle (con algunos penales y dos tarjetas amarillas) se las ingenió muy bien para detener a Gales que, insistimos, tuvo demasiadas deficiencias (¡los pases!, ¡el line out!) como para inquietar realmente a su rival. Pero hubo tries galeses y esa reacción los acercó en el resultado, pero sin un juego que demostrara una reacción pensada, sino espontánea.
El partido terminó con un local de mejor semblante, pero con preocupaciones de toda índole por delante. Irlanda, en cambio, se llevó lo que fue a buscar y que muy pocos dudaban que iba a concretar. Hubo luz verde en el Millennium. Prioridad de paso, tal vez, al título.
EA