No hay que correr antes de caminar

Por Eugenio Astesiano

Desde que se avizoró la posibilidad y se empezó a bosquejar la existencia de una “Liga Americana” allá por enero de 2018, hubo siempre caras de asombro por lo que significaba un paso así en la región. Rugby profesional 100%. Sin embargo, luego de una presentación en el marco de una reunión de Sudamérica Rugby en aquel lejano enero, finalmente el proyecto vio la luz en sociedad, con bases sólidas al menos desde el marco teórico que se daba dos años para ponerla en funcionamiento.

De esos razonables veinticuatro meses previstos originalmente, ya pasaron dieciséis. Y todo indicaba que pasarían los ocho próximos y la Liga no iba a estar activa. Nadie en las altas esferas de SAR -hasta hace al menos dos semanas atrás- se atrevía a dar alguna garantía.

Es más, la preocupación semanas atrás fue in crescendo, tanto que se encendieron algunas luces de alarma cuando este medio comunicó que la Liga no se iba a jugar en 2020. Hubo llamados para preguntar cómo sabíamos eso, cómo lo habíamos averiguado porque eso “lo sabían unos pocos”.

Hasta el martes pasado, la cosa no estaba clara, pero a mediados de semana, todo se precipitó. Reunión en Buenos Aires, Asamblea de Sudamérica Rugby en Asunción y como siempre, el teléfono rojo a fondo. Luego de eso, todo salió casi como por generación espontánea, un poco a las apuradas y seguro, no de acuerdo a lo pensado originalmente. El comunicado de hoy de SAR asegura que se inicia en marzo de 2020.

En principio, dos franquicias brasileñas, dos uruguayas, una de Argentina y otra que todos quisieran que fuera en Chile, pero Chile está complicado política y deportivamente -así está desde los últimos diez años al menos- y hoy nadie sabe a ciencia cierta dónde va a estar esa sexta franquicia. “No sabemos dónde, pero no va a ser Argentina” expresó una fuente con raigambre regional. Si hubieran tenido precisiones, el comunicado hubiera sido muchísimo más específico.

Aquella presentación de enero de 2018 tenía toda la información necesaria. Los costos -en dólares-, las posibles sedes y franquicias, la composición de planteles y staff en números y sin nombres, la parte logística… Todo. Y todo tenía un sustento, al menos desde el marco teórico.  Por supuesto, también tenía sus puntos débiles, pero ninguno de los que en aquel momento tuvo la chance de ver esa presentación señaló que eso que veían, era irrealizable. Por el contrario, tenía viabilidad y cierta lógica. Por primera vez, visos de seriedad para llevar adelante un proyecto de expansión profesional rugbístico a escala sudamericana. En términos numéricos, un millón de dólares aproximadamente por cada franquicia no parecía ser algo exorbitante.

Claro… para enero de 2018, el dólar en Argentina cotizaba a $18 y hoy está a bastante más del doble. Ese es un “detalle” que no se puede pasar por alto. Pero en ese momento, la plata no era un problema, o no parecía que fuera a serlo.

La URU no perdió el tiempo y con su nuevo presidente Pablo Ferrari a la cabeza, contactó a dos instituciones, emblemas orientales, que podían darle visibilidad y apoyo: Peñarol y Nacional. El “Manya” y el “Bolso” picaron en punta para “ceder” sus marcas y hacer que las dos franquicias uruguayas propuestas tuviesen esa representación, de una llegada directa al corazón del pueblo charrúa, tan futbolero como el argentino. Una muy alta fuente de la URU, consultada en enero pasado por cómo iban los avances de la Liga en Uruguay con este tema, aseguró que “tanto Nacional como Peñarol dieron su palabra para estar como marcas. Firmado, no hay firmado nada, por ahora. Ningún documento, ningún papel. Todo ha sido de buena fe y esperamos que se mantenga el acuerdo de palabra logrado”.  Consultado el propio Ferrari, nos explicó que “Nacional y Peñarol nos dieron el visto bueno para explorar la posibilidad”. Insistimos en saber si Nacional y Peñarol habían efectivamente firmado los contratos para asegurarnos además si alguna unión provincial argentina había ido a consultarles sobre cómo habían encarado la relación con los clubes de fútbol. La respuesta, concreta y escueta, fue “Eso es confidencial. Disculpas”.

En todas partes del mundo, el miedo no es zonzo. Más, en Argentina. Ante la ausencia de un Campeonato Argentino de Mayores que les permita a las uniones provinciales argentinas sacarle el máximo jugo a sponsors que alimentan sus alicaídas economías, la opción de intentar “meter un pleno” con una franquicia en la Liga, parecía y sigue pareciéndoles la mejor y más potable opción. Además de Rosario, Tucumán y Córdoba fueron las que picaron en punta y pusieron manos a la obra para acceder a una franquicia en La Liga. En mucho menor medida, Cuyo también.

Pero la “Súper Liga Sudamericana de Rugby” está aún, como se puede advertir, en pañales y eso, siendo optimistas.  ¿Por qué? Porque simplemente “no hay un modelo de negocio fiable ni estructurado a estas alturas del 2019 y si queremos hacer algo serio, no se puede hacer así a las apuradas, de buenas a primeras. Por ahora es inviable que arranque competitivamente en 2020”, explicó una muy alta fuente de la UAR que prefirió no hablar on the record.

Nuestra repregunta fue “¿Pero no era que Brasil era el que iba a la cabeza de ese modelo de negocios y que ya estaba muy avanzado? De hecho, hasta dijeron que se ofrecieron para armar una franquicia más si era necesario… Eso se lo dijo Sebastián Piñeyrúa al periodista Ignacio Chans en enero en una entrevista…

Dicha fuente respondió -sólo- con una sonrisa.

Otro dirigente, en cambio, afirmó que “Todo indica que estamos avanzando” con un optimismo rebozante, pero sin ningún dato sustentable, más que sus ganas. La confusión era y es obvia.

Consultada otra fuente de gran prestigio y predicamento en la región, también en estricto off the record, confirmó y aseguró que “Agustín Danza era y es el encargado de armar el modelo de negocio, pero aún con el frente interno agitado, el CEO de Brasil Rugby tiene en sus manos y es su responsabilidad el presentar ese plan para que la Liga sea realizable”.

Por supuesto, intentamos entrevistar en tres oportunidades a Agustín Danza. En el primer contacto, no fue posible que dijese ni una sola palabra sobre el Plan de Negocios antedicho “Sobre la Liga no puedo hablar nada, ya que todavía no hay nada oficial” dijo el argentino que conduce la CBR, allá por enero. “Con todo gusto podemos hablar sobre los planes de Brasil para 2023”, manifestó. Entonces, lo consultamos sobre esos planes a mediano plazo. Desde entonces, nunca más respondió. Y lo esperamos hasta abril, cuando volvimos a intentar contactarlo, ya que con las mujeres clasificadas al Circuito Mundial de Seven para la 2019/2020 tras ganar la qualy en Hong Kong, iba a estar más predispuesto. Lamentablemente, tampoco respondió a la consulta.

De alguna manera, se pueden inferir así dos cosas: que su frente interno sí está complicado en serio como nos aseguraron y que el plan de negocio de la Liga que tenía que hacer, no está vigente.

Por obvias razones, quisimos dialogar con Sebastián Piñeyrúa por canales oficiales y hasta explicamos qué queríamos preguntar y por qué. Desde Sudamérica Rugby sólo nos dijeron que, por ahora, el presidente de SAR no quería hablar del tema. Seguramente ahora tras el comunicado esté más dispuesto a hacerlo.

Con malestar, desconfianza y miradas de reojo entre los miembros de Sudamérica Rugby y con problemas internos en Brasil y Argentina como es evidente, aquella Liga Americana, impetuosa y rampante, que iba a empezar a principios de 2020, finalmente -en los papeles- parece que lo va a hacer, pero las garantías para que salga de acuerdo a lo planeado originalmente distan de ser las mejores.

Cuando hablábamos al principio de este artículo sobre una Liga sin un plan concreto, este testimonio cuenta y mucho. Un presidente de una de las uniones provinciales argentinas más interesadas y fuertes, aseguró no tener ningún problema en que la Liga comenzara en 2021 o incluso, en 2022. “Si va a comenzar, que empiece bien. No hay apuro. No nos vamos a fondear, ni a ganar dinero fuerte, ni a sustituir a nuestro seleccionado provincial con la franquicia, en el caso que nos toque. Lo importante es que los jugadores que quieran ingresar al rugby profesional tengan una opción en Sudamérica y no tengan que irse a la tercera de Francia, a la segunda de Italia o a España”.

En el mismo sentido, otra de las fuentes con profundo predicamento regional fue para ese lado, pero admitió algo que es también motivo de cierta alarma “Que se queden los jugadores que recién comienzan su camino y que no se vayan a pulular por clubes ignotos de Europa, con competencia de dudosa calidad, a jugar quién sabe cuántos minutos… que los que quieran y tengan como opción elegir quedarse acá, en sus países, lo puedan hacer y con un nivel de competencia razonable. ¿Con cuántos jugadores se podrían completar esas franquicias? Tendrían que ser aproximadamente 210 jugadores (6 equipos, a 35 por equipo), entre Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile. Hoy, no hay jugadores de calidad para llegar a ese número. Tal vez más adelante…” Y no sólo jugadores. También hacen falta entrenadores de mediana experiencia y calidad, Managers y por supuesto, la estructura que rodea a un equipo.

La realidad, es que según explicó otro protagonista fuerte de esta historia que sabe y conoce perfectamente bien los pasillos de SAR desde el punto de vista político y rugbístico, es que “los más urgidos para que salga la Liga son uruguayos y brasileros. Es verdad… Argentina no tiene tanto apuro, pero los dos primeros necesitan frenar la sangría de jugadores que se les viene y además, necesitan más competencia de calidad, ya. No pueden esperar a 2021”.

Un dirigente de una unión provincial argentina interesada en el tema aseguró que “Con esto de la Liga hay desconfianza. Si no activamos nosotros primero (NdlR: las uniones provinciales) si no salimos a marcar la cancha, imagínese que la famosa “licitación” de cada franquicia puede no ser tal y cuando uno quiera licitar, de repente ya puede aparecer todo cerradito con alguien. Acá estamos curados de espanto”.

Otro dirigente de una unión provincial de las más importantes en Argentina, la Cordobesa, expresó “Nosotros no hemos hecho ninguna propuesta formal por la franquicia. Son todas especulaciones un tanto trasnochadas de gente allegada o que sí está en nuestra unión, pero de ninguna manera estamos abocados de lleno a presentarnos. Nos complica que abran la boca ciertos personajes y que hablen en nombre nuestro sin ningún mandato para hacerlo” en alusión a un miembro de dicha unión que se puso como protagonista de esta historia. Sin embargo, estamos en condiciones de decir que Córdoba sí está interesada y que va a jugar fuerte con un club de fútbol, con lo cual, el panorama ha cambiado bastante en la provincia mediterránea. Como en la UAR, unos se manifiestan para un lado y otros, para el lado opuesto.

Lo cierto es que esa única franquicia argentina no va a ser de ninguna unión más que de la UAR, por ahora.

Con este escenario, y con la venia de Agustín Pichot -si hay una sola persona que puede conseguir la financiación necesaria para llevar a cabo esta o cualquier cosa relacionada al rugby en la región, es él- la Liga tenía que arrancar y lo va a hacer, aunque haya más dudas que certezas. Lo que seguro nadie quiere es verla correr antes de caminar porque de esa forma, el tropiezo va a ser inevitable. Ejemplos sobran.

Gardel, Lepera y todos los guitarristas

Es curioso cómo el argentino, el seguidor del rugby, acomoda su discurso de acuerdo a si Jaguares gana o pierde. Es enorme su alabanza si juegan como jugaron ante Sharks, como alta fue la pira para quemarlos a todos después de Stormers. Esa horda que se pseudofanatiza con el Super Rugby, con el exitismo como bandera, debe haber festejado hasta el cansancio y ya pide título. No hay menos.

Cuando pierden, a Jaguares y Gonzalo Quesada los pasan por el tamiz. Unos son Los Pumas a los que les gana cualquiera y el Head Coach no sabe de rugby porque viene de Europa y esto es otra cosa. Cuando ganan, Jaguares sí son Los Pumas y ahora van por el Rugby Championship y no los para nadie y Quesada es Gardel, Lepera y todos los guitarristas.

La mesura, en Argentina, es una rara avis.

Jaguares tuvo, ante los Sharks del bocazas Robert Du Preez Sr., una actuación superlativa, de las mejores sino la mejor de todos los partidos jugados en el Super Rugby hasta ahora. Con algunos altibajos y desconcentraciones promediando la primera parte, pero todo el resto fue sólido, concreto, demoledor. Fue un statement defensivo y una lección de oportunidad ofensiva.

En ataque, el equipo fue primero, oportuno y después letal. La defensa, que durante otros partidos había mostrado imágenes sinusoidales, ante Sharks otorgó una imagen pura, prístina y clara. Lo que anteriormente apareció por lapsos, en Durban fue homogéneo, consistente, durante los ochenta minutos.

A Sharks, ya se sabe, hay que confrontarlo. Si se los deja hacer, pueden causar mucho daño porque entre todos sus grandotes y su hábil fullback son capaces, después de percutir hasta romper, anotar. Con los delanteros y con los backs, los de Natal saben cómo imponerse a fuerza de ir e ir.

Jaguares, para desactivar esa táctica, debía tener la pelota y atacarlos. Hacer que su defensa se junte y después, rápido afuera a buscar por los costados. Eso, con la bocha. Sin ella, era irle muy fuerte arriba, meterle presión al Du Preez que juega como apertura y que no haya pases a Esterhuizen ni a Am, para que no le llegara firme a Mapimpi y menos que menos, a Bosch.

Y otra cosa que Jaguares debía modificar sí o si, era meterse en el berenjenal de los primeros veinte minutos de desconcierto, descontrol y penales evitables que había tenido, consistentemente hasta acá, casi siempre.

No sólo no los tuvo, sino que le estableció un parámetro a Sharks: te voy a atacar y lo voy a hacer haciéndote correr y te voy a acatar también con la defensa. El try de Cubelli primero y el de Matera después fueron bien distintos, pero producto de esos parámetros. En el try de Cubo, hay que observar la carrera magistral como apoyo por detrás de la defensa de Sharks. Ya era la figura de la cancha en ese momento y siguió en esa tesitura. La patriada de Matera fue a lo Matera. Siempre es a lo Matera.

Hubo, en medio de esos dos tries, ya lo dijimos, una filtración de Curwin Bosch que terminó en try para los locales (luego, con el partido resuelto, haría lo mismo para el segundo try de Sharks en la segunda parte). Ese aviso fue el iniciador de unos minutos (veintidós, exactamente) de inestabilidad en Jaguares. Dudas, fallas de manejo y vértigo innecesario generaron inconvenientes. Pero después del tercer try, el primero de Orlando, se despejó la niebla, se pusieron las cosas en su lugar y a partir de allí, todo fue para el equipo de Quesada.

Si el primer tiempo tuvo algunos desajustes, el segundo fue muy compacto, preciso, muy bien jugado, con enormes actuaciones. Kremer, Matera y Lezana fueron imposibles de controlar. Petti lideró. Creevy, cuando ingresó, hizo lo suyo con su maestría habitual. Miotti no se complicó, de la Fuente y Orlando fueron ese bloque central que todos esperamos que sea siempre y Moroni con su amor propio incansable y Boffelli con su talento reaparecido le dieron justeza a la ofensiva, impermeabilidad a la defensa y justicia al resultado.

Magistralmente manejado por Cubelli, el equipo se lució como nunca antes porque lo hizo con una idea cabal y concisa de lo que tenía que hacer, cuando lo tenía que hacer y como lo tenía que hacer. Fue respetuoso de lo programado y ahí se basó la clave: no hubo penales absurdos, no hubo desatenciones ni nada que se le parezca. Jugó imponiendo su ritmo, sin complicarse.

Jaguares ganó con autoridad. Con esa autoridad que dan los equipos convencidos de su plan de juego en la cancha.

Fue un paso importante, pero es sólo un paso más. Y lo que no hay que perder, como en un desfile es, justamente, el paso.

El Everest, en ojotas y marcha atrás

Por Eugenio Astesiano

Una pila de nervios e imprecisiones. Cuantiosos errores no forzados. Penales innecesarios. Caras de desconcierto. La lucha permanente de Jaguares contra sí mismos, el sentirse observados y evaluados como si cada partido marcase el rumbo de sus vidas. Demasiada presión, al cabo, sin razón.

Y todo tiene que ver con la comunicación. Permítasenos ser contrafácticos en este punto antes de seguir.

Si Gonzalo Quesada este año, Mario Ledesma el año pasado y Raúl Pérez en las dos primeras temporadas, se hubiesen sentado delante de los micrófonos y hubiesen comunicado algo así como «Jaguares no viene a ganar el Super Rugby. Jaguares tiene la base de Los Pumas pero posiblemente nos permitamos cambiarla, modificarla, poner otros jugadores, seguramente nos vayamos a equivocar pero no será a propósito y sí con un propósito. Tenemos mucho para ganar si podemos probar jugadores y ver cómo rinden. Seguramente perdamos más de lo que vayamos a ganar pero el objetivo es otro. Tenemos una sola franquicia y queremos aprovechar esto para otra cosa y no para salir campeones». Solo tal vez, la cosa hubiera sido -no hay dudas- diferente.

No fue así, claramente. Entonces, ese blindaje que pudo haber sido atendible, perfectamente posible, falló. Y el equipo fue juzgado como experto entonces, y ahora. Y seamos francos, lejos está de serlo. Le falta. Por eso, y no es la primera vez, este equipo se pone y se ha puesto solo en innumerable cantidad de situaciones peligrosas por ansiedad, por hiperactividad desprolija en lugar de actividad prolija o por querer hacer más de lo que las situaciones demandan. O tomar riesgos innecesarios. O querer meter el segundo tackle antes que el primero o querer hacer bonus ofensivo antes de meter el primer try.

Una ansiedad tremenda por conformar a todos en lugar de a sí mismos. Ese también es un error no forzado.

Jaguares se encierra y se ha encerrado así en su propio laberinto de manera permanente en casi todos y en buena parte de sus partidos esta temporada. No siempre ha salido airoso de esa situación. Hoy le ganó a Bulls, pero no es eso lo que debe primar. Es un aliciente, un alivio y una muestra de buen estado físico, de aprovechamiento de los quiebres y de los errores del rival en momentos críticos, cruciales. Por supuesto que sirve, pero este triunfo no es lo principal ni primordial.

Hoy y muchas veces esta campaña, Jaguares se ha encajonado en sus propios últimos cinco metros, ha defendido a destajo aunque aplicadamente, pero no pudo replicar eso en otro sector de la cancha, mucho más adelante y con menos riesgo y peligro.

Hoy y muchas veces esta campaña, ha cometido infinidad de penales innecesarios en campo propio y se ha puesto, como citábamos arriba, con el tujes contra su propio ingoal.

Jaguares tiene que hacer una introspección del porqué llega a ponerse en situaciones indeseadas por errores no forzados o penales innecesarios o de lectura y resolución de situaciones de juego que lejos de colaborar, complican. ¿De esta victoria heroica -tan heroica como la defensa del ingoal propio a cara de perro mucho tiempo- se pueden sacar conclusiones positivas? Si. Pero hay conclusiones negativas por poner en blanco y negro.

Lo molesto de esta victoria heroica es que pudo haber sido una victoria lógica, más o menos trabajada, prolija, pero lógica al fin de cuentas.

¿Por qué no fue lógica ni más o menos trabajada?

Porque Bulls le ganó en el contacto, en la lucha física, en la rudeza y fue muy prolijo, vehemente e inteligente para llevar la línea de tackle mucho más allá de la de ventaja. Eso le complicó de manera gigante la tarde a Rete González Iglesias que siempre tuvo delante (y casi estuvo rodeado) de una muralla roja y azul. No pudo nunca jugar ni cómodo, ni bien, ni suelto. Fue presa del rival y le costó una barbaridad lograr salir del asedio. Del Bulls, y del suyo propio.

Lizo Gqoboka y Burger Odendaal fueron los puntales del local. El gran trabajo de ambos sobresalió en un equipo que complicó mucho a Jaguares. La rusticidad del planteo del equipo de Pretoria no quita lo meritorio de haber conseguido empujar a los empellones a Jaguares durante setenta minutos, aunque sí hay que decir que la misma pericia para atosigar no la tuvieron para anotar. Jugaron mucho tiempo en 22m rivales y no encontraron la solución para derrumbarle la pared a Jaguares que como ya dijimos más arriba, está peligrosamente cómodo cuando defiende a metros de su ingoal.

Todo fue así y se puede explicar de esta forma, hasta el ingreso de Domingo Miotti.

El debut del apertura tucumano en Jaguares no pudo haber sido mejor. Minuto 71. Line a favor en campo de Bulls, jugada de varias fases y el tucumano, en su primera intervención, apoya su también primer try. Inmediatamente, acierta su primera conversión y Jaguares queda tres puntos abajo con siete minutos por jugar.

Acto seguido, ataca Bulls (que ya juega con dos menos por sendas amarillas inoportunas), pierde la pelota, contraataque preciso, directo y de mucha calidad de los backs argentinos y esa jugada culmina con Miotti -otra vez- en el ingoal. No se acierta esa conversión y si bien se revierte el score (22-20) Bulls queda a tiro de penal para ganar. Por suerte, otro knock on los priva de la posesión de la pelota con tiempo cumplido y Jaguares, tras ganar su scrum, gana también el partido.

Por supuesto que Miotti ha sido el héroe de la película. Alto, rubio y ojos celestes, rescató a la chica de las garras del ogro y volvió a casa con ella y los puntos de la victoria. Pero esta saga, sigue. Y somos expertos en endiosar al salvador. Somos paternalistas y exitistas. Pero esto ha sido algo único, épico y que seguramente no tenga correlación ninguna con lo que ha de venir. Se subió el Everest en ojotas y marcha atrás en la nieve, pero eso pasa una vez en mil años. No hay que llevar a Miotti al Olimpo. Hay que dejar que llegue solo. Él y todos los que esperan su oportunidad para demostrar que están a la altura.

Para destacar, el partido de Pablo Matera y de Tomás Cubelli. También, una acción crucial de Emiliano Boffelli en defensa y dos magistrales en ataque lo ubican entre ellos.

Lo que tiene que venir en Jaguares esta semana es recapacitar, analizar lo que pasó, darse manija para revertir los arranques esquivos y nerviosos y persistir en todo lo bueno hecho hasta acá, que no ha sido tanto, pero ha sido firme y fundamental.

Y si se pierde contra Sharks, no pasará nada, si es que se da en otro contexto de juego. En uno, que sea distinto al de hoy.

El de hoy, por favor, no más.