Qué los parió

Por Eugenio Astesiano

La verdad es que no muchas veces uno encuentra fotos que lo dejan a uno obnubilado, perplejo, atónito y en mi caso, mudo de emoción cuando caí en la cuenta. Tanto que no pude evitar la emoción.

El fotograma que ilustra este texto tiene a tres entrenadores de los All Blacks, los tres entrenadores de los All Blacks que salieron campeones del mundo. De izquierda a derecha, Graham Henry, Steve Hansen y Brian Lochore.

Tuve la suerte, la extrema suerte, de poder haberles estrechado la mano, de haber conversado y de haber compartido momentos increíbles -para mí- con los tres. Cortos, pero inolvidables. Para un desquiciado fanático del rugby como es mi caso, momentos que atesoraré por siempre hasta mi último día.

1985. Después del empate en 21 entre los All Blacks y Los Pumas en Ferro, el tercer tiempo se llevó a cabo en la sede del CUBA de la calle Viamonte. Mi papá trabajaba en esa época en Cervecería Quilmes. Era uno de los vendedores de cerveza a concesionarios más grandes y carismáticos del país y como él sabía que mi mundo era el rugby, se ofreció en la empresa para acompañar a los All Blacks durante su estadía en Buenos Aires. Dos semanas. «Beer man», le decían. Donde había un All Black, había un chopera de Quilmes, un barril, un operador de la chopera, y mi papá. Junto a los All Blacks, vino al país una delegación de «supporters» que también tenían Quilmes a disposición. Durante los dos Tests, mi función fue servirles cerveza a los supporters durante el partido. Todos ubicados en la platea techada de Ferro, pero abajo, bien cerca de la cancha. Junto a un compañero de club y de colegio, íbamos y veníamos con vasos de cerveza para la gente, siempre muy educada.

Entonces, a ese Tercer Tiempo -el del primer partido- fui como «mozo» a servirles cerveza a los All Blacks. Tenía quince años. Después del partido, ver a mis ídolos deportivos. El entrenador Brian Lochore se ocupó, personalmente, de que cada miembro de ese plantel me firmara su autógrafo en el programa oficial del partido. Ese programa aún lo conservo y está bajo siete llaves en casa de mis padres.
Al Tercer tiempo del segundo partido no pude ir (no lo dejaron que me lleve) pero mi papá -él, cero rugby- contaba siempre que esa experiencia lo marcó por lo emocionante y en algún punto, disparatada para sus ojos. «Se sentaron todos en círculo. Iban pasando uno a uno al medio, decían algo, se tomaban la cerveza de un sólo trago y se arrancaban las mangas de los sacos de un tirón. Cuando llegaron los de la UAR con sus esposas a esa cena [se hizo en La Rural] los All Blacks ya estaban recontra mamados. Eructaban como osos… ¡la cara de las esposas de los dirigentes! Fue un kilombo hermoso«. Tengo grabadas las palabras de mi viejo que contó esa anécdota once mil veces. El gordo… en algún lugar del universo debe andar, mirando todo desde arriba.

2013. Graham Henry era Asesor Técnico de Los Pumas que entrenaba Tati Phelan. Concentraban en el entonces «Intercontinental» de Nordelta. En esa época, junto a mi amigo el periodista Gastón Zmuda -en ese entonces, él era el productor número uno (es  el mejor productor de radio) de Rugby Champagne y yo conducía ese programa todos los días en la radio- íbamos a todos los entrenamientos de Los Pumas, de Los Pumitas de Urdaneta, de todos los equipos habidos y por haber. Un día, Frankie Deges (también amigo, también colega) nos invitó a un asado en su casa (a hacer el asado también) con los periodistas de Nueva Zelanda que venían al partido del Rugby Championship de ese año. Pero, para ir, había que llevarlo a Graham Henry, que ya estaba invitado pero no tenía cómo llegar a su casa.
Lo esperamos y lo llevamos. Grata experiencia fue comprobar que era un tipo super amable, distinto al señor parco que uno veía en la tele cuando estaba con los All Blacks. La posibilidad de conversar con él en el auto, hacer el asado, disfrutar de la charla y luego… presenciar un debate único con Marcelo Loffreda. Experiencia impagable que se repetiría a las pocas semanas nuevamente. Llevarlo y devolverlo al hotel.

2019. Hace apenas unas semanas, los All Blacks vinieron a jugar contra Los Pumas por el Rugby Championship. Ese partido en Vélez, el que estuvo a un tris de ganarse y hubiera sido menester, tuvo a los hombres de negro como es habitual, en la ciudad. El golf es uno de los pasatiempos favoritos al menos para algunos de ellos y Javier Pintos, hombre fuerte en la empresa We.Golf (@golfargentina) y quien se encarga sistemáticamente de llevarlos a jugar a los lugares más exclusivos -tiene una amitad con ellos de varios años atrás- me propuso la cobertura exclusiva de ese evento. La condición era compartir con ellos el día, pero sin entrevistarlos. Jugar al golf (verlos jugar), charlar con ellos, verlos en un día normal sin rugby. Viajar en el cerrito eléctrico colgado atrás, manejado por Sam Cane con Luke Jacobson de copiloto, a fondo, fue una experiencia única. Tanto, como compartir un momento -después de un asadazo- con Steve Hansen e Ian Foster, mientras la gente de la Ellerstina (allí en ese predio exclusivísimo de Gonzalo Pieres jugaron al golf) les explicaba el funcionamiento del entrenamiento de los caballos de polo. Hansen realmente disfrutó eso. El Head Coach de los All Blacks se mostró muy interesado en ello.

Vi la foto y me salió todo esto, de una, de corrido. Debe estar bastante mal escrito, pero no lo quiero ni revisar. Siempre les diré gracias a los que lo hicieron posible.

Lo único que se me ocurre es pensar en qué privilegiado, qué afortunado he sido.

Qué los parió.

Respóndanse esta pregunta antes de ir a Vélez

¿Se acuerdan del primer Rugby Championship, el del 2012? Parece lejano, pero no ha pasado tanto tiempo. Apenas 7 temporadas. Del ingreso de Jaguares al Super Rugby, tan solo 4. Es decir que en la previa a los dos últimos Mundiales, primero Los Pumas y ahora el rugby argentino profesional llegaron y llegan en óptimas condiciones para afrontar esos cuatro, cinco, seis o siete partidos de la mejor forma posible.

Pero los Mundiales ¿son el fin, son el principio o qué son del rugby argentino de hoy?

Nada de eso. Son sólo pasos intermedios. Vallas que están ahí, para ser superadas, cada vez con mejores performances conforme pase el tiempo, en una carrera hacia la excelencia deportiva en una actividad que en Argentina, aún tiene mucho por desarrollar. Y mucho en serio.

¿Pero entonces la Rugby World Cup Japón 2019 no es importante? Sí que lo es, pero no significa el fin de nada ni el principio de nada. Es algo más.

Bueno, entonces hay que ganarle a los All Blacks como sea porque si no… Si no, nada. ¿Quién dijo que hay que ganarles a los All Blacks como sea? ¿Quién dijo que hay que ganar?

… «Pero Jaguares llegó a la Final del Super Rugby y ya le ganaron a todos los equipos kiwis menos a Crusaders y de Crusaders vienen solo 3 jugadores»…

¿Y? ¿entonces qué? ¿mirás Super Rugby?

Si mirás Super Rugby sabrás que salvo Blues, las franquicias de Nueva Zelanda están habitualmente presentes en Playoffs y con grandes desempeños. Y acá hay jugadores que se vienen a ganar su lugar en la lista mundialista.

Entonces: ¿Cuándo y dónde fue fácil, para cualquier equipo del mundo en cualquier situación, ganarle a los All Blacks, no importa quiénes hayan jugado, en los últimos diez años?

Respóndanse esa pregunta antes de ir a Vélez o de ver el partido.

Links

Texto y fotos: Eugenio Astesiano

Uno seguramente puede afirmar, casi sin temor a equivocarse, que Steve Hansen y el staff de los All Blacks han dicho alguna vez a alguno de sus dirigidos que es difícil llegar a la cima de un deporte, pero mucho más lo es mantenerse allí de manera sobresaliente.

Tampoco debería haber error si se afirma que, con una alta probabilidad, el golf oficie como el deporte link por excelencia, como denominador común entre atletas de primer nivel mundial de diferentes deportes.

Ejemplos hay miles y sólo el hecho de exponer que el legendario Michael Jordan ha sido también jugador de golf profesional y que comparte aún esa pasión con otros deportistas estadounidenses exitosos de otros deportes, resulta suficiente.

Los que juegan al golf dicen que es un deporte que fanatiza al que lo hace por primera vez y que se convierte en un foco de concentración y de búsqueda de auto superación. También, que generalmente ocurre en un entorno natural muy agradable.

Caminar dieciocho hoyos en buena compañía, en un lugar único y exclusivo a días de un evento trascendental como terapia para relajar es, ciertamente, un gran plan. En este caso, lo es para algunos de los campeones del mundo de rugby antes del partido que inicia el carreteo a la pista que los lleva (o no) a la próxima Rugby World Cup en Japón, donde defenderán el bicampeonato.

Canchas de Golf, hay muchas y muy buenas. Canchas de Golf al estilo «elige tu propia aventura Par Tres, Cuatro o Cinco» y dentro del predio de uno de los equipos más importantes y exclusivos de Polo de todo el mundo, hay sólo una.

El link entre All Blacks y Ellestina, si señores, fue el golf.

El equipo «de los Pieres» es uno de los referentes del Polo mundial y Gonzalo Pieres, con 10 de hándicap, podemos afirmar que es un All Black del Polo. Esta organización – es muchísimo más que un equipo- es capaz de dejar boquiabierto a cualquiera que la descubra por primera vez. Lo hizo con los All Blacks y con quién esto escribe. Los links entre ambos son inocultables e inobjetables.

Esta extensa introducción fue para contar que varios All Blacks y sus entrenadores jugaron al golf en la exclusiva cancha de 18 hoyos «as you wish» de Ellerstina. Pasaron el día ahí, comieron un asado impecable, recorrieron instalaciones de otro planeta y se interesaron por la actividad. Se distendieron a horas del partido ante Los Pumas -el primer Test del año mundialista-y allí estuve como invitado exclusivo merced a We.Golf @golfargentina y a Javier Pintos, protagonista principal de esta historia.

Steve Hansen, Ian Foster y Scott McLeod, en un grupo, salen primeros en su carrito. Hay muchos carritos, por cierto. Se cambian antes todos de calzado en la sala de estar -exclusiva- de Gonzalo Pieres. De más está decir lo que es esa sala. Antes de eso, un protocolo poco protocolar: Sam Cane, el capitán, entrega pelota de All Blacks firmada por el plantel para los anfitriones y los anfitriones, camiseta de Ellerstina -negra- para los de negro.

Beauden y Anton Lienert Brown juntos. Jordie Barrett y Brad Weber, en otro. Manejan los hermanos cada uno de sus carros eléctricos porque la premisa (para los jugadores) es no caminar los 18 hoyos. Los cuatro juegan bien (muy bien) al golf. «Unas cuántas veces por semana» dice el menor de los Barrett a la consulta de si juega habitualmente. Se nota. Lo mismo para el medioscrum de Chiefs (de excelsa temporada) que además, demuestra unas destrezas muy particulares.

El tercer grupo está conformado por Sam Cane y Luke Jacobson y por Brodie Retallick que tiene a Javier Pintos (cero de hándicap y maestro particular de este pelotón) como docente a cargo del que menos golf tiene en su haber: tan sólo tres salidas. Altura y potencia no le faltan para sacar unos cañonazos que con menor o mayor suerte encuentran destino. En una pelota que se fue al bunker, Retallick no sólo la saca de allí con destreza profesional, sino que arregla con dedicación de All Black con un rastrillo, sus pisadas en la arena. No sorprende.

Hablábamos de potencia. Está bien que en el golf hace falta también, precisión. Pero la energía de Cane y Jacobson con el Drive (es el palo que se usa para la salida en los hoyos largos Par 4 o 5) es atemorizante. Misiles.

Mucha de la gestualidad de Retallick al pegar parece de un jugador de Cricket. Responde afirmativamente a la pregunta de Javier si jugaba a ese deporte del que en Nueva Zelanda son fanáticos y del que hace sólo días el representativo kiwi jugó la final del Mundial ante Inglaterra. Si bien los Black Caps cayeron (así se denomina el seleccionado que también viste de negro) jugaron la mejor final y el mejor partido -para muchos- de la historia de ese deporte.

Comprobar en carne propia la destreza de Jordie Barrett al volante de un carrito de golf deja secuelas. Acelera a toda potencia y va definitivamente rápido por un terreno con muchos desniveles. Es Scott Dixon, pero al mando de un carrito. El piloto de Indy Cars de origen kiwi no lo haría tan bien. De la salida del hoyo 8 al green, el «sorry mate» es pronunciado unas cuántas veces. Por cierto, se presenta «I’m Jordie«.

Van once hoyos y hay un stop para hacer un parada técnica. El olor al asado y unos choripanes listos son irresistibles para este grupo. Fotos a la parrilla. «¿Cuánto demora en hacerse un asado?» pregunta Beauden Barrett a un servidor. Una pequeña explicación de tiempos si es con carbón, con leña, el tipo de carne y etcéteras varios. Antes de seguir al hoyo 12, si hay All Blacks, hay chicos, chicas, empleados de Ellestina, el parrillero y más gente para una foto o una firma de una autógrafo. La escena se repetirá a los pocos minutos con los tres Chiefs del segundo grupo.

18 hoyos completados. Llegan los entrenadores primero. Toman asiento en una mesa bien dispuesta al lado de la parrilla. Se va completando a medida que llega el resto de los jugadores. Por cierto, el equipo de Sky TV (con Jeff Wilson al mando, sin Justin Marshall ni Grant Nisbett que aún no llegaban a Argentina) también participó de la jornada de golf. Jeff Wilson, ex All Black, comentarista de la TV y ex jugador de Cricket de la selección de NZ, hace todo bien. Juega al golf como un campeón. No pregunta por asados: ya tiene experiencia con quien esto escribe, que más de una vez en los últimos años en su visita al país le hizo buenos asados en casa de colegas. «¡hey mate! The guy of the asados!» reemplaza mi nombre cuando nos saludamos.

Cae la tarde en Ellerstina. La combi que los devuelve al hotel tiene para un poco más de una hora y cuarto de viaje. ¿Día perfecto, no? dicen. Imposible contradecirlos. Imposible.

 

Entrevista: Claridad de conceptos y trescientos mil tackles, en una foto

Mike Brewer intimida desde sus casi dos metros, sus manos gigantescas al estrecharlas y su semblante kiwi, hecho y derecho, más parecido a lo que uno espera de un tercera línea áspero (que lo era y vaya si lo era) pero, cuando empieza la charla, hay un giro. Notorio. Del «parecer» al «ser» hay una distancia muy amplia. La primera impresión es que pasa uno a conversar con un docente de escuela secundaria, con el Tutor que aconseja y guía más que con el experimentado entrenador que es y el picante jugador de Otago y All Blacks que fue. En definitiva, esa primera impresión perdura y se acentúa.  En el marco de su presencia en Argentina para presentar el Curso de IRASAM (International Rugby Academy South America, de la que es entrenador) tuvimos una rato para charlar con él.

«Buenos Aires no es Invercargill» dice, para trazar también una comparación casi inimaginable. Se refiere a su estadía acá, en esta convulsión latina de luces y exitismo que nada tiene que ver con la rusticidad, quietud y calma sosegada de lo más al sur posible, del lejano sur neozelandés. Antes, la foto con Georgie Allen y Tati Phelan que ilustra esta entrevista. Un colega, Gastón Zmuda, desliza un «trescientos mil tackles entre los tres»… y es terriblemente cierto y debe haber sido doloroso para los rivales comprobarlo.

Habiendo pasado tanto tiempo en el hemisferio norte como entrenador, ¿cuál es el dilema rugbístico, si es que lo hay, entre los jugadores del hemisferio sur y los del norte?
No es un problema en sí mismo, sino un tema cultural, diría, hasta de aprendizaje. No me voy a referir a Sudáfrica, pero sí puedo hablar de Nueva Zelanda, Irlanda e Inglaterra, que conozco perfectamente bien. Ellos, en el norte, son metódicos. Van de A a B, de B a C, de C a D y cuando D se agotó, bueno… patada a algún lado definido y vuelta a empezar para, una vez con la pelota, recomenzar el ciclo. En el Sur, al menos los equipos neozelandeses y por lo que he visto, Jaguares y me animo a decir que también en el rugby amateur de aquí (NdR: Estuvo en Atlético del Rosario, varios días, colaborando) se puede ir de A hacia D, de D a J, de J a N y de N a B, casi sin problemas. Bueno, cada uno con sus cosas, pero en el Norte, seguramente, esa falta de romper estructuras los hace algo más previsibles. Ni mejores, ni peores, previsibles. En el Sur hay más adaptabilidad a las situaciones que surgen en un partido.

¿Pero no fue la Rush defense de Lions lo que de alguna manera doblegó a los All Blacks?
Si, ese día seguramente influyeron otros factores pero lo que quiero decir es que siempre fue rush defense. No hubo de momento y siempre hablando en general, una disposición natural a intentar sorprender. Fue Rush defense y listo. Le ganaron a Los All Blacks, si, pero eran 15 contra 14 (risas).

Y ese romper estructuras, esa «salida del molde» que es más latina que sajona, ¿cómo la suplen en Nueva Zelanda para que no se sepa que van a hacer?
Sorpresa táctica -algo que cualquier equipo de elite, estudiado, hace o debiera hacer hoy día- y en Nueva Zelanda, particularmente, las destrezas que manejan y se enseñan desde chicos, que permiten tomar decisiones y riesgos en el campo que no necesariamente están planificadas.

¿La «invención» de la palabra catchpass viene de ahí? ¿De esa gestación táctica?
No lo sé. Si, es una forma de hacer algo que resuelve muchas situaciones, ahora tiempo en la toma de decisión. Es casi natural. (NdR: tomar la pelota y pasarla, todo en el mismo movimiento, a la carrera con mucha velocidad y precisión).

¿Hay algo con los Terceras Líneas, ex All Blacks, que por alguna razón o nacieron y/o además se desarrollaron en Canterbury o en la Isla Sur que los convirtió en entrenadores con éxito y o sucesos diversos? Alex Wyllie, Todd Blackadder, Scott Robertson, usted…
Nunca lo había analizado… En realidad, un tercera línea tiene que pensar más rápido que el resto, tiene que saber correr las líneas, tiene que tener una visión completa de lo que pasa y puede pasar en el campo. Y agrego algo, por lo general en sus equipos -cuando no en All Blacks- esos jugadores también por lo general han sido o son los capitanes. Caso Richie (McCaw) o el mismo Read, incluso Blackadder. Los terceras líneas tienen una comprensión general del juego mucho más amplia, generalmente es así.

¿Y cómo puede explicar la llegada de Scott Robertson y el título a Crusaders, que se le negó a Blackadder y cómo ha sido su primer año a cargo del Bath?
Lo de Scottie no sorprende: él tiene una llegada a los jugadores que genera un clima en el plantel que es propicio para que todo salga bien. Es un entrenador excelente y muy abierto a escuchar no sólo a sus referentes, sino a todos. Ya lo había hecho con los Baby Blacks (los M20) y ahora lo hizo en Crusaders. Sobre Todd, bueno, es particularmente complejo llegar a una cultura diferente y que las cosas se le simplifiquen a un entrenador si no tiene tiempo para entender a esa cultura, para observar, para adentrarse en la nueva realidad… no sólo se trata de entrenar, se trata de entender de manera completa la nueva situación, los jugadores que uno va a entrenar, el lugar. Y Todd es una persona distinta, no es Robertson… Tal vez le cueste un tiempo más adaptarse al Bath.

Crédito foto: Daniel Salvatori

 

Tú, yo, nosotros, ellos, todos. Ha sido emotivo, pero no se ha jugado bien.

Pues, parece que el asunto, la cuestión o el problema -si es que lo es- es dilucidar si los British & Irish Lions tuvieron un tour magnífico por Nueva Zelanda, o no.
Ya hablaremos oportunamente de los All Blacks. Como no siempre es fácil separar la paja del trigo en este fardo de opiniones de los que dicen o pontifican que si como los que no, y sólo por abrir el debate con quienes quieran o tengan siempre argumentos para debatir, ponemos algunas consideraciones para ser analizadas en contexto. Hay más, seguro, pero son las primeras que se nos vienen a la cabeza.

1. Claramente los turistas no llegaban como favoritos. Se vuelven con el pecho inflado de emoción, pero han jugado bastante mal, tan mal como lo han hecho los All Blacks, que sintieron la presión porque este evento representa un hito en la vida de sus protagonistas y la sintieron. No se jugó bien al rugby, salvo destellos.
2. Steve Hansen no tuvo problemas en el primer test de la serie para imponer su juego. Una actuación convincente de los All Blacks dejo por un lado a Gatland al borde del ridículo y a los jugadores en un cúmulo de críticas. Los Lions jugaron en Auckland un rugby de poca calidad y fueron superados sin inconvenientes por una diferencia que debió haber sido más amplia inclusive. Peter O’Mahoney pagó los platos rotos de ese partido. Gatland no lo tuvo más en cuenta.
3. El segundo partido en Wellington tuvo condimentos que fueron la expulsión de SBW, la no expulsión de Vunipola, la jugada del final con polémica (porque podremos discutir mucho, pero la polémica existió) y una victoria de Lions que llegó por obra y gracia del esfuerzo de algunos jugadores que rindieron en alto nivel individual: Jon Davies, Tahdg Furlong y sobre todo, Sean O’Brien y Alun Wyn Jones.
4. Para el último Test, Gatland hizo más de lo mismo. Abusó de la seguridad de Murray con los cajones y no usó como pudo hacerlo al doble pivot para atacar más por el lugar más débil de los All Blacks: por el centro de la cancha.
5. El partido -la Serie- se iba a definir en el piso, como todos. Porque ese es el escenario central, el breakdown y cómo, quiénes y con cuántos se resuelve: quién es más rápido y está más atento para hacer el mayor daño con el menor desgaste posible y allí, en eso, los Lions fueron mejores.
6. Falló mucho B&I Lions en las formaciones fijas. Una barbaridad, en lo que se suponía su mayor fortaleza.
7. Será la casualidad, pero en el único test arbitrado por un referee del Hemisferio Sur (Peyper), los B&I Lions pasaron serios problemas. En los otros dos, fue al revés. Y si lo del segundo partido fue flojo en arbitraje, lo del tercer test…
8. Que Itoje esto, que Itoje lo otro: que es un gran jugador, si, pero al lado de lo que ha hecho Alun Wyn Jones (con 9 Test seguidos en los Lions) le falta todavía mucho carretel por gastar. La expectativa superó a su juego. Lo hizo bien, pero no fue el redentor de los Lions, ni muchísimo menos.
9. Furlong, O’Brien y Davies, tres fuera del hype mediático, fueron los mejores de los B&I Lions en la serie.
10. ¿Cuántas veces más en el año veremos a los All Blacks perder tantas veces la pelota, tantos turnovers y problemas en el manejo?

Sólo se define una serie. Ni más, ni menos

Regresamos después de un parate (muy) importante en formato blog y después de poco más de un mes sin aire propio como «Hablemos de Rugby» -nos pueden encontrar hablando todas las semanas en Play Rugby por Cadena Ser, la radio más importante de España.

Ayer, junto a Javier Señaris, Mario Ornat, Phil Blakeway y José Antonio Vera, analizamos lo que se viene.

El tercer partido entre All Blacks v British & Irish Lions sólo define una serie. Ni más, ni menos. No es equiparable -ni un poco- a una final de Mundial.

Todos los datos de ese partido -importante, maravilloso, único- están acá.

Los comentarios en vivo podrán seguirlos en Twitter vía:

@javisenaris

@quieroserpilier

@ugeastesiano

o en nuestro TL, de @hablemosderugby.

Hemos vuelto. Esperamos que sea por un buen tiempo.

Evolución

Por Javier Señarís

Analizar la evolución de Los Pumas siempre incluye el riesgo de dejarse llevar por el componente emocional. Es el equipo “débil”, el recién llegado a una competición que les enfrenta  a los tres mejores equipos del rugby mundial (si hacemos caso al palmarés y a sus resultados), no tiene una competición profesional de rugby, sus jugadores emigran a Europa…

El cuerpo técnico dirigido por Daniel Hourcade ha tratado de conseguir que Los Pumas sean un equipo identificable, un 15 que los aficionados puedan llegar a memorizar (sujeto a las inevitables ausencias por lesión).

A día de hoy, cualquier aficionado con interés y un poco de memoria puede recitar del 15 al 1 algo muy parecido a esto:

Tuculet, Imhoff, Bosch, Hernández, Montero, Sánchez, Landajo, Leguizamón, Fernández Lobbe, Matera, Lavanini, Galarza, Herrera, Creevy, Ayerza.

Los equipos consolidados son aquellos en los que se puede repetir el equipo titular de forma casi sistemática. Lo vemos en los All Blacks, Springboks, Inglaterra, Irlanda, Gales… y desde un tiempo en Los Pumas. Los equipos que cambian habitualmente de equipo titular generan muchas dudas (más allá de lo que marquen los resultados); Australia y Francia son un claro ejemplo de ello.

La elección de los 15 jugadores del equipo titular va directamente vinculada a la propuesta de juego del equipo. La potencia de la delantera de Sudáfrica e Irlanda, la polivalencia de los backs de Gales o Inglaterra (según el actual modelo de propuesta de Lancaster), el rugby total de los All Blacks… Todos ellos son fácilmente reconocibles por los jugadores que habitualmente están sobre el campo.

Ese paso lo están dando actualmente en el equipo argentino; cuando esta idea esté consolidada, llegará el momento de pensar en que hay que encontrar reemplazos que no tengan una gran diferencia de nivel respecto a los jugadores que forman el equipo titular.

Hablamos de juego y no de resultados, el objetivo no es lograr un resultado puntual; el verdadero objetivo es sentar las bases de un equipo tanto para el presente como para el futuro. Con un Mundial a menos de un año vista, todos los esfuerzos van encaminados hacia ahí pero también hacia lo que vendrá inmediatamente después: la franquicia argentina en el Super Rugby.

En ese momento cambiará la realidad del rugby argentino tal y como la hemos conocido hasta ahora y todo el trabajo realizado tendrá, al fin, una recompensa tan justa como necesaria.

Los Pumas han logrado aproximar su nivel de juego al de Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda y este es el gran logro a valorar. No se debe dejar de lado que esos rivales a los que se enfrentan son las grandes superpotencias de este deporte y que apenas se lleva compitiendo con ellos, de forma directa, tres años.

Hay motivos para el optimismo de cara al futuro, hay un proyecto que lo justifica.

¿Cómo se evalúa a un árbitro internacional? y otras cosas más…

En el programa de hoy, tuvimos, como cada miércoles, mucho análisis y búsqueda de explicaciones sobre los 4 equipos del Rugby Championship ya pasada la mitad del certamen.

Y después, pudimos dialogar con Cristián Sánchez Ruiz, Dirtector Nacional del Refereato de la UAR, que nos explicó el proceso de pre y post evaluación de los árbitros internacionales. Importante para saber cómo es, después de los desaguisados de Clancy y Gauzere el sábado pasado…

También dialogamos con tres colegas y amigos: Francisco «Fran» Capizzi, que además es jugador de Mariano Moreno (recién ascendido a Grupo I de la URBA), con el colega cordobés Martín Quetglas, que nos contó sobre Matías Alemanno y con Frankie Deges, que cada vez que lo invitamos, nos engalana con sus historias y conocimientos.

http://radioypunto.com/wp/repercusiones-tras-el-partido-de-los-all-blacks/

 

Juzguen ustedes.

Este caballero es Sonny Bill Williams, por si hacía falta decir quién es. Esta foto la tomamos en el Mundial 2011, en un entrenamiento abierto que hicieron los All Blacks previo a jugar ante Los Pumas en Cuartos de Final.

La foto es curiosa: ¿Nos muestra su bícep, su tatuaje, vende shampoo anticaspa o todo eso junto?

sbw

Una cosa es cierta: pocas veces un jugador con tan pocos partidos en los All Blacks tuvo tanta influencia en ese equipo.

Foto: Eugenio Astesiano