Nueve meses

Por Eugenio Astesiano

9 meses han pasado de la victoria de Uruguay ante Fiji en la última Rugby World Cup Japón 2019. Kamaishi, una ciudad arrasada por el tsunami del 11 de marzo de 2003 y de increíble reconstrucción, fue el escenario de ese partido.

 

 

 

 

 

 

 

Los jugadores y el staff tenían un lema: shockear al mundo. Muy pocos creían que ese lema fuera posible de llevar a cabo y sin embargo, esos pocos alcanzaron para hacerlo realidad.

Dos artículos de esos días (del 24 de septiembre y del 27 de septiembre) que escribí para Rugby World Cup lo atestiguan.

El recuerdo de esos días en Kitakami, Hanamaki y Kamaishi serán inolvidables, como el partido.

 

 

El agradecimiento de siempre para los jugadores y para todo el staff, por la ayuda inestimable que brindaron durante ese mes increíble.

Crédito foto portada: Rugby World Cup

Se terminó

Por Eugenio Astesiano

Un día iba a pasar: se terminó el Mundial de Japón. Un Mundial que ha sido distinto. Muy distinto a todo lo anterior. Con todo previsto aún para las situaciones más caóticas. Porque en Japón nada se sale de control. Allí, nada altera el ritmo. Nada se modifica. Todo tiene su tiempo acordado. Nada es al azar. Japón es el lugar en el que la palabra «improvisar», no existe y donde la palabra «protocolo» tiene cuantas acepciones quiera tener. Todo estaba previsto, firmado y diagramado de antemano.

Japón: donde no hay casas o edificios, hay parkings o arrozales. No hay extensiones de tierra sin viviendas. Una, ocho, cien o miles. Eso, en su relativamente escaso terreno habitable. Y atención, Nihhon es grande. Muy grande. Del tamaño de Alemania. Al mismo tiempo, en octubre, afloran el clima subtropical templado y el de la estepa siberiana. All in one country.

En Japón saben que pueden organizar lo que quieran. Si Estados Unidos es la Meca del show, Japón es la de la organización, el respeto y la seguridad. Nunca nadie se sintió tan seguro como allí. Sin dudas. Pero, no hay que idealizar. La inmigración es escasa y sobre el trato que suelen recibir, coinciden un entrenador neozelandés que lleva veintiocho años allí, una mexicana hija de japoneses con buen pasar económico y un cajero de Bangladesh que en un inglés más rudimentario que su japonés, explica lo duro que se hace sobrellevar la situación.

Organización. Al mismo tiempo convivieron un Mundial de Rugby, un Mundial de Voley (dos, de hecho), el béisbol de su importantísima liga profesional local, no uno sino varios tifones (Hagibis, el 19 de la temporada, fue un huracán de categoría 5 que se cobró más de ochenta víctimas), inundaciones, deslizamientos, un cambio de emperador (y Era)… todo, bajo un estricto y riguroso sistema ordenado y protocolizado que permitió que las cosas funcionaran casi inmediatamente y sin alteraciones -en apenas horas- en lo que a otros países le demandaría meses. O años.

Nos guste más o menos, ese orden estricto y extremo, esa exigencia a prueba de errores, a ellos les funciona. Y vaya si les funciona. No, no nos cabe en nuestra cabeza latina. Y también les cuesta a los anglosajones entender y adaptarse. Pero a los japoneses, les funciona.

Allí, «no» es «no», las 19:23 son las 19:23 y una luz roja para el peatón -en una esquina cualquiera de una calle común en la madrugada de un lunes lluvioso, en una ciudad pequeña donde hace algunas horas ya no circulan autos- es una luz roja y ese señor no va a cruzarla, aunque se esté mojando. Quien lo mira incrédulo tampoco pero por pudor, no por convencimiento.

Por demás, jugaron un gran rugby. Victorias ante Irlanda y Escocia -enormes ambas- acompañaron su andar. La clasificación a Cuartos de Final fue un premio sensacional a un rugby que toma riesgos, porque así es como juegan y así es como han conseguido sus éxitos recientes.

Rugby. Sudáfrica fue campeón -merecido- después de una final en la que literalmente, le hizo a Inglaterra lo mismo que Inglaterra le hizo a Nueva Zelanda en la semifinal. Lo había advertido Warren Gatland días atrás y sólo recibió burlas de Eddie Jones. Ganarle a los All Blacks no es ganar un Mundial, Eddie.

Gales. Gatland le planteó un partido de igual a igual al campeón -contra todos los pronósticos- y casi se lo gana. Gales fue cuarto. Convendría hablar en algún momento de este equipo, de su Mundial, de sus meses anteriores al mundial, de sus lesionados antes y durante, de Rob Howley… de la subestimación constante. Fue el final de la era de Gats al frente de Gales. ¿Se podría haber ido mejor? Si. O no… Parece poco lo que hizo, pero fue mucho. Muchísimo, tal vez. «This is my truth tell me yours» dijeron los Manic Street Preachers alguna vez. Le cabe a Gatland para sus doce años al frente del equipo. Y quién lo duda, a Alun Wyn Jones. A los dos les queda aún por delante una bala de plata: British & Irish Lions 2021. No falta tanto.

Nueva Zelanda. ¿Que fue tercero? ¿Y qué? Seguirá reinando en el rugby, siempre. ¿Que el ranking no opina lo mismo? El ranking no es el rugby. El ranking es matemáticas. El rugby, el juego, es otra cosa. Cuando juega, nadie juega mejor. Sienta precedentes. Es lo que hace grande, imprescindible a Nueva Zelanda. No a los All Blacks. A Nueva Zelanda. Nueva Zelanda es Tew, Hansen, Foster, Gatland, Schmidt, Pivac, Mitchell… es el universo de jugadores a disposición para muchos países, es su organización deportiva, su pathway. Los All Blacks son una parte vital de ese pathway, pero hay mucho más. Steve Hansen, su staff y su grupo de líderes, dejaron su huella indeleble en este deporte. Kieran Read, Ryan Crotty, Sonny Bill Williams, Ben Smith, Matt Todd. Curiosamente, todos menos uno tienen un denominador común: Crusaders. Y es por eso que Nueva Zelanda no es -solamente- los All Blacks.

Inglaterra. Fue, es y será una potencia. Las Libras disponibles y de a millones le otorgan un plus que nadie más ostenta. Underhill y Curry. Ford y Farrell. Watson y May. Marler y su histrionismo. Itoje y su ego. Eddie Jones y su lengua. Varias parejas han hecho un Mundial memorable. Es innegable que iban por la Webb Ellis y estuvieron muy cerca y muy lejos a la vez. Ante Tonga y ante Sudáfrica, en los extremos de la competencia, el equipo no pudo, no supo o no encontró cómo. En los cuatro partidos del medio, sí. Y jugó sin ataduras, con mucha convicción, intensidad y aplomo. Con la confianza a tope, casi sobrados, rozando la subestimación en algunos momentos. Sin dudas su partido ante los All Blacks es una lección de rugby sin pelota.

Sudáfrica. Muchas cosas rotas. Prejuicios, en primer lugar. El proceso de Rassie Erasmus al frente del equipo ha sido de «solo» dos años. La reconstrucción tuvo muchas aristas. la primera, la confianza del entrenador en volver a las bases para empezar desde un lugar que sea conocido para todos. Si Nueva Zelanda es imprescindible en el mundo del rugby, Sudáfrica también lo es. Son el Ying y el Yang. Se necesitan y se los necesita. Aparacieron los líderes adentro de la cancha y apareció la mística. El capitán hizo su rol y los líderes también estuvieron ahí. Eso, fuera de la cancha. Allí, el silencio, el no alarde, la sumisión al trabajo y la seriedad para afrontar el Mundial estuvieron por delante de todo y todos. Muchos levantaron la mano para que el equipo fluyera en la cancha y una figura fue la que sintetizó el espíritu Springbok: Schalk Brits. Retirado, respondió al llamado de Erasmus para que lo ayudase en la reconstrucción y se convirtió en alma mater, en guía.

Sudáfrica rompió mitos: es el primer equipo que sale campeón del mundo tras perder un partido en la fase de grupos. También es el primer equipo que sale campeón tras haber ganado el Rugby Championship del mismo año. Handré Pollard se suma al club de los campeones del mundo en juveniles y mayores. Y se suma al club de los que mantienen la cabeza fría en momentos claves. Fue EL Mundial de la consagración de Piet Steph du Toit como el mejor de todos y también, el Mundial que demostró que muchas veces, más que los centímetros, los kilos y los bíceps, el músculo más importante de todos sigue siendo el cerebro: Faf de Klerk y Cheslin Kolbe dieron cátedra en la cancha. Por cierto, Agustín Pichot hizo lo suyo fuera de ella. Las reuniones entre dirigentes de alto rango del universo rugbístico durante el Mundial lo ponen en carrera a la presidencia de World Rugby. El tema ya estaba encaminado en mayo pasado, pero está ahora oficializado.

El buen desempeño de varios equipos emergentes -así se dice ahora- pide a gritos nueva, más y mejor competencia para que puedan evolucionar. Eso no hace más que darle la derecha al ex medioscrum de Los Pumas en su búsqueda de unificar y encolumnar un calendario más justo, equitativo y colaborativo para todos en el rugby. ¿Eso va en contra de los millones de los fondos de inversión que van por la Premiership, el Pro14 y el Seis Naciones? Y… al parecer, sí. Pero al final del día, todo se solucionará por la vía de los millones. Equilibrar finanzas. Oferta y demanda. Algo que deje a todos más o menos contentos y que será, en definitiva, lo que termine de inclinar la balanza para un lado o para el otro cuando se cierren las listas para las candidaturas. Todo parece indicar que será Pichot – Laporte vs el eje británico. Lejos de ser Tirios v Troyanos, acá no hay nada irreconciliable. Todo se puede acordar. Simplemente, hay que esperar y ver.

Uruguay. Fiel representante del lote emergente, ganó mucho más que un partido ante Fiji. Que además, no fue su mejor partido ni mucho menos. Fue un partido intenso, de dientes apretados, de tomar cada chance, de confiar en lo planificado. Pero visto luego el primer tiempo contra Australia y el partido ante Gales, estos dos, antes las dos potencias, fueron mucho mejores en el conjunto que la victoria ante los isleños. Obviamente, el impulso y el shock de ese triunfo fue determinante. Con buena parte del objetivo deportivo primario cumplido, el llegar al Consejo de World Rugby es otro de los logros destacables que no debe tomarse a la ligera. Uruguay fue un equipo encolumnado detrás de una frase. «Shockear al mundo» fue el norte de todo un staff completo y los treinta y un jugadores, completamente alineados. Un grupo de líderes con una positividad fuera de plano mensurable. Mente, cuerpo, estrategia, tácticas, humildad, confianza y convicción a toda prueba. Muchas historias diferentes, conmovedoras algunas, increíbles otras y otras mejores pero sin alardes, todas entrelazadas, le dieron al equipo celeste una fuerza especial. Distinta. «Mana«, que podríamos decir en Maorí.

Argentina. Argentina… Es difícil pensar en qué se habría podido leer por ahí si ese drop de Camille López no pasaba por el medio de la H. Si al menos algo podemos creer es que habría habido muchos menos diarios del lunes. En el Grupo «de la muerte» siempre hubiera sido mejor morir peleando todas las pelotas que dejándose morir de a poco. Nunca el tema es perder, es cómo se elige perder. Uno de los puntos que se puede señalar es uno que ya se había señalado oportunamente y fue estratégico: ceñir todo a un sólo partido, como si después de eso (Francia) no hubiera un mañana. Un Mundial no puede o no debería ceñirse al resultado de un solo partido. En otras cosas que se buscaban mejorar casi desesperadamente, se mejoró. El scrum funcionó mucho mejor, pero como eso solo no gana partidos, en otras cosas que el equipo estaba mejor o al menos, era más confiable (su defensa, su ataque, su juego con el pie) en eso fue menos eficiente. Pero donde más cayó el equipo fue en la confianza en sí mismo. No creyeron posible que era posible ganarle a Inglaterra. Los Pumas fueron una montaña rusa de emociones y rendimientos grupales e individuales. Picos y valles en muchos aspectos durante la competencia. Y un poco antes, también.

Domo arigatou gozaimasu Japón. Ha sido un Mundial distinto, con muchas lecciones aprendidas. Eso entusiasma, porque lo que veremos seguramente será mejor que lo que vimos.

 

Crédito foto portada: Francois Nel, para World Rugby/ Getty

Estado de shock

Nunca fue una frase hecha. Nunca fue una promesa vana, al aire, como si nada. «Venimos a shockear al Mundo» fue lo primero que dijo Diego Magno en su primera entrevista para World Rugby en este Mundial.

Después, todos, con al capitán Juan Manuel Gaminara a la cabeza, detrás del mantra. Pero antes de eso ya lo estaban y ya habían soltado la frase, sólo que nadie los había escuchado. El capitán había dicho que «cada partido cuenta su propia historia». Y este último ya tiene la suya grabada para siempre.

Santiago Arata y Santiago Civetta, también fueron para ese lado «Vamos a a hacer lo que tenemos que hacer y lo que vinimos a hacer».

Todo eso fue dicho antes de Fiji.

En definitiva: Ya lo lograron. Hicieron lo que dijeron que iban a hacer.

Eso vale más que ninguna otra cosa.

 

Declaraciones post partido.

Esteban Meneses, Head Coach: «Es el primer resultado que conseguimos de este calibre contra equipos del Tier 1 y es el resultado de un trabajo que se inició a cuatro años y que junto a los jugadores y el staff planificamos con mucha seriedad. Es la confirmación de un trabajo serio, cumpliendo de a pequeños objetivos intermedios que se sustancian hoy. Queda claro que Uruguay necesita de estos partidos para poder evolucionar».

Juan Manuel Gaminara (capitán): «Queremos shockear al mundo y ya dimos el primer paso. Ahora queremos ganarle a Georgia y hacer lo que creemos que podemos hacer que es ganar los dos partidos. Todos estamos convencidos y creemos que es posible. Nos propusimos ser protagonistas. Este equipo hizo un trabajo extra hoy y lo va a volver a repetir».

Gastón Mieres, fullback: «Creo que hoy mandamos un mensaje».

Guzman Barreiro, entrenador de backs: «Fue una gran emoción. No quiero decir sorpresa, porque sería subestimar todo el trabajo que hemos hecho muy seriamente y la confianza que nos teníamos. Pero no puedo negar mi alegría indescriptible por la entrega del equipo en la cancha y lo aplicado al sistema trabajado».

Juan Pedro Rombys, pilar: «¿Por qué este equipo jugó hoy como jugó? Es trabajo. El trabajo paga. No hay misterios con eso. Entrenar, entrenar y entrenar. Todos los días. Esfuerzo de entrenar, levantarse temprano, descansar bien juego, comer adecuadamente, ir al gimnasio.. dar todo siempre en cada entrenamiento. Es así, no hay vueltas, el trabajo siempre paga».

Felipe Berchesi, apertura: «Erré todas las patadas en el captain’s run y me quedé muy preocupado. Realmente dormí muy mal. Nunca había errado tanto en una práctica y dije ‘bueno, si ya erré tanto, difícil que me vuelva a pasar’ y por suerte anduve derecho hoy. En el último penal estaba muy acalambrado. Siempre antes de patear me digo unas palabras y bueno, funcionaron.

«Todavía no caigo. ya sé que viene Georgia en cuatro días, pero quiero tomarme un tiempo hoy para disfrutar y entender esto que acaba de pasar».

Créditos foto: Getty/RugbyWorldCup

日本から北から南に向かって話しましょう Hablemos desde Japón, de norte a sur. Tokio.

Por EA

No, no es fácil y nunca lo será. Para un occidental promedio, llegar a Japón desde donde sea y adaptarse enseguida, será siempre una aventura con ribetes indescifrables. También, el miedo a perderse o a ofender o hacer un gesto indebido. O a algo, lo que sea.

Uno nunca sabe con qué se va a encontrar al paso siguiente. Oriente occidentalizado u occidente orientalizado, da igual. La sensación es la misma: la de estar en un lugar que sólo se imagina que está, que existe, pero existe. Es un gran set de filmación, todo perfecto, las fachadas, las demarcaciones, los movimientos… todo, con cientos de miles de extras.

Como escenario, nada mejor que la Estación Central de Trenes de Tokio -Tokio Station-. Es un escenario vasto para determinar con un rápido pantallazo de siete horas de un domingo (de 10 a 17) cómo se mueve y cómo es todo. O una parte. Una parte interesante, porque en esas siete horas la estación fue un hervidero y conforme avanzaba la tarde, cada vez más.

Observación. Prueba empírica.

Las parejas no se tocan. Caminan juntas, pero no hay contacto físico. No van de la mano, ni abrazados, ni tomados de la cintura. Esto en el 95% de las que cruzan Tokio Station a paso redoblado la mayor de las veces.

Todo funciona como funciona porque son ordenados, prolijos y respetuosos. Hay algo que no resisten y es que lo que sea que se haga no se haga según lo establecido. Son seguidores e insistentes a más no poder si algo se salió del carril. Vendrán y vendrán y vendrán las veces que sea necesario para que «eso» se ajuste a derecho y al deber ser de «eso».

Todo está señalizado de alguna forma y debidamente, con algún elemento, calco, pintura, cartelito, placa. Y cuando digo todo, es TODO. No hay nada que no tenga su señal correspondiente y esto es absoluto. Lo que sea: camino, calles, negocios, comidas, precios, inodoro, interruptores, elementos cualquiera, asientos, postes, durmientes del tren… todo. Todo menos los cestos de basura en la calle, simplemente, porque no hay.

No hay cestos de basura por ningún lado y no hay basura de ninguna índole en ningún lado público. Cada quién lleva consigo los desechos que genera y los arrojará o en su casa/trabajo/lugar de esparcimiento. En la vía pública no es posible tirar nada. En las estaciones, tampoco.

La vestimenta es lo de menos, pero es lo más. Puede uno salir disfrazado de Piñón Fijo o Mortadelo y/o Filemón (según el país donde se lea esto) en la parte de arriba del cuerpo y abajo, con pollera de tul fucsia con lunares amarillos y zapatos de charol que nadie, absolutamente nadie girará la cabeza ni hará un mueca ni nada que se le parezca. Tampoco los occidentales que recién llegan.

Los occidentales que recién llegan están tan preocupados por encontrar lo que sea que estén buscando que no repararán en nada más que en google maps, google translate y miradas desorbitadas a la lontananza o a tres metros, que pueden ser la misma cosa. Los occidentales que ya conocen Tokio o Japón caminan con la misma despreocupación que los locales y por eso, son fácilmente identificables.

Sobre mirar: hay que mirar para arriba. Si se buscan restaurantes, cervecerías artesanales (acá también es furor), negocios… lo que sea, mejor acordarse de mirar para arriba. Lo que buscás puede que esté en el piso 3, 4 o 5. Y está debidamente señalizado, lógico.

Y lo que está señalizado, por supuesto está en Kanji, que es uno de los alfabetos japoneses, porque hay más de uno. El otro es el Hiragana. También, está escrito en coreano y en chino. Con nuestro alfabeto, generalmente, en inglés, pero no en todo. Google Translate es tu amigo fiel. Descárguenlo y úsenlo sin conexión.

Sobre el inglés: Ni todo el mundo lo habla ni todo el mundo lo entiende. Apenas una pequeña porción de gente. El castellano es una rareza completa. ¿Dudas, consultas? Buscar algún lugar de información o atención en alguna estación. Ahí pueden ayudar y siempre lo hacen, hablen o no algún idioma adicional. Son la gran mayoría extremadamente serviciales, atentos y respetuosos. De alguna manera, la ayuda va a estar.

Todo eso, fuera del Metro o Subte. Allí parece que los comportamientos cambian sustancialmente en los momentos de mayor tráfico de gente. Recomendaron especialmente a los occidentales que viajen en ese medio de transporte que en lo posible, vayan con las manos arriba de la cabeza. No, no es chiste. Parece que es una tendencia -y lo diré en castellano antiguo- tocar culos, partes íntimas de mujeres y/u hombres. Por supuesto es una ofensa gravísima y un delito, pero parece que es muy complicado detectar quiénes lo hacen. Y si hay occidentales, la culpa puede recaer sobre ellos. Recomiendan ser muy cuidadosos porque no se va a pasar ningún grato momento con la policía en ese caso. En realidad lo que recomendaron es, si se viaja en hora pico, viajar con los brazos levantados o agarrándose de las asideras. Y la mochila, adelante. Nadie va a robar nada, pero aseguran que golpear sin querer a alguien con la mochila puesta en la espalda (cuando uno gira involuntariamente puede hacerlo) los pone de pésimo talante y no son nada agradables. Una mirada recia me bastó para comprobarlo.

Hablando de la policía, en Tokio Central no había ni uno solo -uniformado- visible. Cientos de miles de personas pasan por allí o al menos, pasaron hoy y no se vió a nadie uniformado salvo el personal abocado a los trenes. Tampoco se escuchó ni un ruido fuera de lo habitual. La gente es amable hasta para discutir.

Los barbijos son habituales. Son muchos los que lo usan los usan por salud, para cuidar al otro. Ha sido corroborado preguntando a dos personas diferentes en lugares distintos.

El tren. Al menos el Tohaku Shinkansen Hayabusa 105, va rápido, realmente rápido. Y dentro del vagón reina un silencio absoluto. Afuera, el ruido es mínimo. Sobre ruidos: está pésimo y muy mal visto sacar el teléfono y hablar dentro del tren. Nadie lo hace. Para eso, hay lugares especiales en el final de los vagones, algo separados de la gente que viaja -toda- sin emitir el más mínimo sonido. Por cierto, los anuncios de las estaciones que vienen y demás, están en inglés. Salvador.

¿Si pasa un vendedor de comidas? ¿El que pasa con un carrito? Si, pasa, pero no se anuncia. Pasa caminando en silencio y si querés algo, lo frenás, señalás con el dedo y listo. ¿Con qué se paga? Con monedas.

Todo es en efectivo. Las tarjetas de débito y crédito no están generalizadas como uno supone. La enorme mayoría de la gente se maneja con efectivo. Y eso implica monedas, muchas y de todos los tamaños.

Son poco atractivas, pero la utilidad de una riñonera adecuada puede ser grande. Vale usarla.

Bien… ahora, un pequeño pantallazo permitido por el escaso tiempo de luz solar desde Tokio Station a Kitakami.

Tokio es inabordable. Inmensurable. ¿Qué ciudad imaginan que es grande? Bueno… es más grande. Es la más grande de todas.

Al salir de Tokio y dentro del ejido urbano también, no hay espacio ocioso. Lo que está sin construir tiene alguna utilidad y lo que está sin sembrar, es porque ha sido segado recién o es bosque/arboleda. Todo el espacio utilizable disponible, está utilizado.

Hay edificios, miles y miles hasta donde alcanza la vista. Y millones de departamentos. Todo parece idéntico, pequeño, funcional.

Kitakami es sustancialmente diferente. Quinientos kilómetros al norte de Tokio (dos horas en el tren bala) es otra historia.

Ya la contaremos.

日本から北から南に向かって話しましょう Hablemos de Japón, de norte a sur. Día 3

Ya sabe que voy a escribir de él, porque necesitaba una foto. Su nombre es Federico Espósito. Es periodista, tucumano por adopción… en realidad si tuviera que representar a Tucumán, cumple con creces la regla de las tres temporadas e incluso, la de las cinco temporadas.

¿Qué hace Fede Espósito acá, en este post número tres?

Es un periodista de primer nivel. Dedicado a difundir y escribir de rugby en el diario La Gaceta (Tucumán), tuvo que suplir el lugar que dejó Tomy Gray en dicho diario. No es poco.

Fede es pura pasión, escribe como los dioses y es de los mejores haciendo crónicas. De cualquier cosa.

Fede no es japonés porque ya no puede, pero se siente japonés. Ama ese país, ama su cultura y este Mundial es su oportunidad de conocer ese país. Se ha preparado como estoy seguro ningún otro periodista argentino lo ha hecho. Estudia japonés desde hace rato, lo habla y escribe razonablemente bien y no me cabe ninguna duda que sus crónicas serán mágicas.

En él, en su pasión y en sus ganas de contar resumo un poco a los muchos periodistas argentinos que van a dar la vuelta al globo en este contexto económico tan singular para contar -cada uno con sus herramientas y estilos- lo que pase allá. Muchos son frilos y eso hace más valorable la inversión.

Pero por sobre todos, hay que leer a Fede. Va a contar como nadie lo que van a ver muchos y pocos prestarán atención al detalle. Él, si.

En twitter es @redacttore. Síganlo y prepárense: van a pasar por muchos estados emocionales.

 

日本から北から南に向かって話しましょう Hablemos de Japón, de norte a sur.

Organizar un Mundial es de por sí, una cuestión de estado. Nada de eso a esa escala puede hacerse si no hay un apoyo del Estado, en este caso, el japonés. Es el primer mundial de Rugby en Asia y si bien es imposible saber a ciencia cierta cómo impactará este hecho en el rugby mundial, sí podemos saber que desde el punto de vista de la organización, la televisación y la valorización del evento, que sea en Japón le da evidentemente un plus.

Hay que recordar que dentro de exactamente un año, en Tokio se van a llevar a cabo los JJOO de 2020

Para Occidente, Japón es lejos. Muy lejos. En kilómetros y culturalmente.

Los japoneses se han tomado el trabajo de hacer una muy buena propaganda de su certamen y World Rugby ha colaborado fervientemente.

De hecho, la embajada del Japón en Argentina entregó unas revistas (no es folletería) con un montón de datos, con cosas para hacer en el Gran Tokio.

¿Qué es el Gran Tokio? Es un área bastante grande, de un radio aproximado de 100 km, en el que viven unas 50 millones de personas. Tokio es la ciudad más populosa del mundo.

La organización de la ciudad excede lo conocido. Y algunas fotos de la revista de marras muestran cómo se ha trabajado el contenido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

日本から北から南に向かって話しましょう Hablemos de Japón, de norte a sur

Día 1. Torii

El Torii simboliza una puerta. El Torii separa un lugar sagrado de uno que no lo es. Pasar por debajo de uno implica dar un paso importante.

Ocho años atrás, en septiembre de 2011, arribé por primera vez a Nueva Zelanda. Iba a cubrir -acreditado- mi primer mundial de rugby. Esos cuarenta días en Motorhome por todo el país terminaron por convencerme de tomar mi oficio de periodista de manera cien por cien profesional.

Torii.

Me llevó un tiempo -dos años más- preparar el terreno para salir de la zona de confort que significaba contar con un buen trabajo en una empresa de la que era uno de los directivos, para salir a buscar una oportunidad como profesional de la comunicación, y trabajar en el rugby. Trabajar como periodista de rugby, ya lo hacía adhonorem desde mucho tiempo atrás. Nunca, profesionalmente. La idea de devolverle al rugby algo de lo que me dio y hacerlo con mi aporte de difusión del deporte, para que más gente lo conozca y lo practique era (y es) lo que me desvela.

Saltar del amateurismo al profesionalismo no fue fácil.

Nueve meses sin más trabajo que buscar uno, tirar currículums, mostrar lo que ya había hecho, esperando una oportunidad. Finalmente, los buenos vientos y la oportunidad llegaron en mayo de 2014. Desde entonces y hasta el 2 de enero de 2019, tuve la extraordinaria experiencia de trabajar en la Unión Argentina de Rugby, en plena efervescencia y crecimiento. Llegó -y pasó- el Mundial 2015, luego el Super Rugby con Jaguares y muchísimas cosas más -más buenas que malas-, imposibles de enumerar.

Los vientos cambiaron. Y con el impresionante apoyo de mi familia, del núcleo, ahí comenzó una nuevo periplo de búsqueda. El 2019 tuvo ya a estas alturas, vientos cruzados, agua hasta el cuello, menos agua después después de mucho achicar y otra vez, viento de proa, pero el bote sigue a flote.

Y gracias a los dioses del rugby, este bote consiguió un par de remos y arrancó. Otra vez, como hace ocho años, el destino será un país insular, en las antípodas, donde se maneja del lado izquierdo y donde va a haber un Mundial del deporte que me desvela.

¿La labor en Japón? Acompañar al seleccionado de rugby de Uruguay, Los Teros, durante todo su periplo mundialista, día por día. Trabajar para el Rugby News Service de World Rugby será toda una nueva experiencia. Por eso, a partir de hoy y por espacio de un mes y medio, Hablemos de Rugby va a tener una sección denominada 日本から北から南に向かって話しましょう (Hablemos de Japón, de norte a Sur). Una foto, un video, un texto, tal vez todo eso junto… algo va a haber todos los días.

¿Rugby? sí, pero bastante más que eso. El objetivo y el desafío están ahi. En que el rugby sea algo más.

Salgo a remar con este bote, una vez más. Y siempre acompañado de un proverbio ruso que guía mi vida desde hace una parva de años y que adopté como lema: «Si ves que tu bote se hunde y quieres rezar, reza. Pero nunca dejes de remar hacia la orilla».

PD: Gracias infinitas a ellas. Al núcleo atómico: Vale, China y Val. Y a la Vieja, que jamás se rinde ni deja que nadie se rinda.

Por Eugenio Astesiano

Es difícil convencer y contentar a todos

Es difícil convencer y contentar a todos y es difícil también -es imposible- que todos estemos de acuerdo. Mario Ledesma y su staff saben por qué eligieron a quienes eligieron y poco les importa y poco les tiene que importar la opinión de todos nosotros, porque ellos saben que todos vamos a opinar, en muchos casos, igual y otros pocos casos, distinto.

Y una lista para un Mundial tiene un componente personal y de análisis que el Head Coach, ayer en conferencia de prensa, se encargó de exponer.

¿La lista tiene lógica? Si.

¿Fue fiel a sus dichos? Si.

¿Nos vamos a poner de acuerdo con él? No.

Ya nos ocuparemos de analizar entonces qué hará Ledesma con estos jugadores antes y qué habrá hecho después de cada partido del Mundial o al menos, de los tres primeros, seguro.

Como en este espacio intentamos fundamentar las ideas y opiniones que expresamos, hagan click aquí e irán directo a nuestro canal de Ivoox donde está el #Podcast de esta semana.

Sobre el valor mensual de la suscripción que es de €1,49 por mes:

Como expresó Javier en su cuenta de twitter de manera muy atinada: «Y si, hay que pagar para escucharlo».

Como expresó Eugenio a posteriori: «No se puede decir más claro. ¿Vivimos de esto? No. ¿Queremos vivir de esto? Sí, nos gustaría. ¿Cómo se empieza? Así, desde 1,49€/mes. ¿Nos avergüenza? No. Entonces, adelante».