
Por Eugenio Astesiano
Nosotros le decimos «Lucas» a los miles. Dos Lucas, Tres lucas, Diez Lucas. Lo que no decimos, es Un Lucas.
A partir de hoy, voy a decir Un Lucas. Un Lucas como unidad de valor. Unidad de valor del amor. Al club, al rugby, a los amigos.
Ja, Unidad.
Creo que nunca hemos visto más unidad que ayer a la noche en el club y sobreabundancia -que nunca sobreabunda- de unidad en estos días. Unidad, unión, comunión, unión comunitaria ante el dolor.
La reencarnación, dice mi madre -que cree en eso- se da de manera inmediata. No lo sé. Sí se que Lucas Pierazzoli, en modo primaveral, dejó muchas semillas de Lucas plantadas en muchos corazones.
Ojalá reencarne en muchos Lucas.
El mundo, nuestro pequeño y verde mundo, era un mundo con Un Lucas y será otro mundo a partir de ahora. Me lo imagino con dos Lucas, o tres, o diez o más Lucas. No sé si ahora, pero pronto.
Imagino que en cada club puede haber al menos Un Lucas dispuesto a germinar. Y que de golpe, en los casi 600 clubes de Rugby de Argentina haya cientos de Lucas.
Millonarios en Lucas. Faaaa… Millonarios en Lucas.
Imagino un Rugby así y sonrío para mis adentros porque lo imagino de verdad. Muchos Lucas en muchos clubes.
«La vida es una fiesta, Crack».