Las mentiras de los Wallabies
Por Javier Señarís
A los Wallabies no se les puede parametrizar siguiendo los estándares habituales del rugby; parece increíble que un equipo que no tiene un patrón de juego claro ni tiene un XV titular mínimamente definido pueda tener un balance de 9 victorias, 1 empate y 2 derrotas en sus últimos 12 partidos.
En esos 12 partidos se ha enfrentado 3 veces a Francia, 2 veces a Nueva Zelanda y 1 vez a Sudáfrica, Argentina, Gales, Escocia, Italia, Irlanda e Inglaterra. Solo han perdido contra los All Blacks e Inglaterra, al resto de los equipos les han ganado.
Se han medido a todos los equipos de primer nivel del rugby mundial y les han hecho caer en su trampa; ese juego deslavazado que no responde a ningún argumento minimamente académico. Una delantera que, vista hombre por hombre, es peor que la de sus 3 rivales del Hemisferio Sur y casi pasa lo mismo con los del Hemisferio Norte (exceptuaremos a Italia y Escocia y puede que a Francia).
Sus backs, jugadores tan talentosos como indisciplinados en su mayoría, se ven sujetos a continuos cambios de puesto; lo cual no hace más que aumentar la sensación de improvisación y descontrol.
Utilizaremos un ejemplo reciente y de sobra conocido para explicar este caso: En las 2 primeras fechas del Rugby Championship 2014, Ewen Mckenzie decidió que su pareja de medios estaría formada por Nic White y Kurtley Beale. White es el 9 de Brumbies y Beale ha sido, durante toda la temporada, el 12 titular de Waratahs. Dejaba fuera del equipo titular a la pareja de medios del equipo campeón del Super Rugby- Phipps y Foley de Waratahs- y salía con un 10 que en su franquicia juega como 12.
Por si no fuera suficiente enredo, el 12 titular de Australia –Matt Toomua- jugó toda la temporada como apertura en Brumbies. Con este equipo, Australia desperdició una de las ocasiones más claras que ha tenido de derrotar a los All Blacks en mucho tiempo (el partido terminó con empate a 12).
En la 2a fecha del Torneo, los All Blacks les endosaron un contundente 51-20.
Para el tercer partido, White y Beale perdieron su puesto a favor de Phipps y Foley; el equipo no mejoró demasiado su juego pero consiguieron imponerse a Sudáfrica, engañando a los Boks y llevándoles a jugar un partido que no les interesaba. Un «correcalles» en el cual los «guerrilleros» australianos son superiores a sus rivales gracias a su rugby expansivo con el cual buscan evitar las formaciones fijas -o a toda costa- intentan ensuciar lo máximo posible la obtención de balón de sus rivales y ralentizar su juego.
Ese mismo plan lo repitieron el sábado con Los Pumas obteniendo, de nuevo, una victoria tan poco lucida como contra los Boks. Si hay dos equipos que por juego se parecen esos son los sudafricanos y los argentinos: Trabajo de los delanteros, gran rendimiento del scrum y el line out…
Todo lo que Australia no tiene, la mejor forma de desactivarlo: la velocidad y el descontrol.
Las mentiras de Australia, unos resultados que no responden a un esquema de juego propio sino que consisten en evitar que el rival juegue tal y como sabe.
Nadie ha dicho que no sea una virtud…